lunes, 6 de mayo de 2024

Bienvenido al S. XXI

 Voy a comenzar esta entrada citando su título: "Bienvenido al S. XX, Javi". Es la frase con la que me despedía Iván en la puerta de su taller después de observar (y elogiar) mi nueva moto. En entradas anteriores (La moto del S. XXI), en una de ellas, hablaba de las neo-retro como alternativa válida para quienes tenemos un concepto clásico de la motocicleta, al menos en la estética, y una de ellas era la Z900RS, un modelo de Kawasaki tributo a la legendaria Z de los 70, una moto que hizo época.

 La ví en directo en la feria de la moto (Dos Rodes) Hace más de cuatro años, pude montarla y me pareció un prodigio de equilibrio y ligereza (-esta es mi moto-, pensé en silencio) pero las circunstancias de la vida me obligaban a seguir disfrutando de mi Drag Star y posponer un posible compra. 

 Tuve esa sensación que tienes cuando te subes a una motocicleta y sientes que todo, asiento, estriberas, manillar, pesos, manejabilidad en parado, mandos, etc, está en su sitio, que no cambiarías nada, todo OK, todo perfecto. 
       2019 En la Feria de Muestras de Valencia       
  Nunca olvidaré que mi Yamaha 1100 Drag Star ha sido la moto de mi vida, la de los viajes mensuales en compañía de mi chica, sin importar dónde fuera, Santiago, Fisterra, Llunática, Alhama, Ronda, Portugal (Faro), Madrid, Gredos, Ibiza, Pirineos...; conocer docenas de moter@s con algun@s de l@s cuales seguimos conservando amistad y contacto, descubrir los lugares más increíbles a los que llegar o los que vas descubriendo mientras los atraviesas subido a tu motocicleta. En resumen, una etapa de mi vida en la que nuestra Drag fue el vínculo y la escusa para, casi, un modo de vida, irrepetible y maravilloso, una forma de seguir la afición motera que siempre había soñado, y que por fin puedo sentir que ya está en el archivo de mi vida.  Aquella etapa se fue apagando poco a poco, colgué el chaleco en el armario, retomé las antiguas amistades de mi entorno, y viví mi afición de una manera más tranquila, sin grandes viajes, con rutas de sábado, domingo o fin de semana, sin el ansia de devorar kilómetros y con la idea de degustar de forma más tranquila las maravillosas carreteras de montaña que la suerte  me ha regalado.

 Llegó la jubilación, y con más tiempo a mi disposición, las salidas, más cortas o largas, aumentaron en frecuencia y duración, y con ellas, la sensación de que mi Drag empezaba a acusar los kilómetros. Seguía comportándose bien, estaba bien cuidada y atendida, pero había que llevarla ya con una marcha menos, o dos, cuando la carretera se pone "juguetona", y ahí se manifestaba que era más una moto para viajes con comodidad, en compañía, que para salir a almorzar o comer y divertirse en un día o una matinal. Y claro, volvió a aparecer en mi cabeza aquella Z900RS del salón Dos Rodes. Se juntaban dos situaciones: la primera encontrar una motocicleta más ligera, pequeña, manejable y económica, la Drag era una moto grande, larga, y con tecnología del S.XX (carburadores, bicilíndrico en V y casi sin electrónica); y la segunda el temor a que "se me pase el arroz" sin saber lo que son más de 100 cv y cuatro cilindros, y por supuesto todo lo demás: ABS, controles de tracción, frenos radiales, embrague anti-rebote, y todo aquello que proporciona hoy en día la electrónica que domina en todos los vehículos, y que puede parecer superflua o innecesaria para l@s más puristas pero que te parece excelente el día que las circunstancias te hacen echar mano de ella y te salvan de una situación complicada, ese día, con un coche invadiendo de frente tu carril o notando la gravilla en tu rueda trasera bendices el siglo XXI y su electrónica avanzada, ese día cambias de siglo de forma real, mejor seguridad que clasicismo.

 Una mañana de julio, jueves, cogí el tren a Zaragoza y con mi casco y la bolsa de depósito me fui a por la Z a Zaragoza, previamente Charly la había visto y oído y había dado el OK, comí un bocadillo en la estación de Delicias, nos encontramos, tomamos un café, hicimos el papeleo y me acompañó un rato en la salida, dirección Valencia. El viaje fue espectacular, se me hizo cortísimo y enormemente divertido y sorprendente, era mucho mejor de lo que había imaginado, me sentía enormemente alto y dominando la carretera, también aquella verde (como no) Kawa tenía un asiento tres centímetros y medio más elevado que el que probé y el inconveniente se notaba, pero la sensación de dominio, potencia y empuje era abrumadora. Paré en la Cepsa de la Puebla de Valverde a repostar, había recorrido unos 200 kilómetros y quedaban algo más de 60 hasta casa ... sorprendente, consulté torpemente la pantalla LCD, tenía autonomía más que de sobra para llegar, me marcaba un consumo medio en ese recorrido de 5.1 litros a los 100 km. ¡Viva la inyección electrónica! ¡Adiós carburadores! Ésto si que no lo esperaba. A las 8 llegaba a casa. 

El día que se la llevaron, una magnífica moto
 
Al día siguiente no pude reprimirme, subí a casa de Arturo, es con quien más ruedo en la actualidad, tenemos un largo camino y muchas motos desde que siendo adolescentes rodábamos juntos con su Vespa y mi Ossa, había pensado aparecer el domingo para la ruta y almuerzo, y sorprenderle, pero no pude esperar. Dos día después ya rodábamos por los Serranos y la sierra de Javalambre.

 

 No entraré en más detalles, hoy sólo quiero hablar sobre mi adiós al cústom y mi entrada en el S.XXI, no hablaré de momento sobre cómo va la Z, llevo más de 7.000 km y siento que apenas estoy aprendiendo a conducir  de nuevo, el salto ha sido enorme. Una vez más en mi vida, toca aprender, con la Virago aprendí, con la Drag perfeccioné, ... y ahora otra vez a partir de cero. Aprendiendo estoy en mi elemento, y siempre hay que tener ilusión renovada, objetivos y sentirse vivo.


martes, 23 de agosto de 2022

Ruta de la Amistad

 "Todo llega en la vida", dice un viejo refrán que suele cumplirse. Argentina y Óscar nos debían una visita motera para corresponder a su acogida hace años cuando visitamos Santiago, la Costa da Morte, Fisterra y más de la maravillosa Galicia, esa tierra celta, distinta a todo, a la que "se llega y no se pasa", y una vez más lo diré: "tierra verde y montañosa" como la calificó Paddy Moloney (Chieftains) de forma sencilla pero clara. Pero no insistiré en aquel viaje irrepetible, ya quedó reflejado en este blog en la entrada de tres de agosto de 2013. 
La Sierra Calderona les esperaba para rodar por ella desde una vieja promesa a otro amigo común, Miguel Ángel, Samaruch, que nos dejó para seguir rodando por el infinito y en nuestra memoria y que fue nuestro compañero en esta ruta por las carreteras que Teresa y yo habíamos compartido con él. Creo que Argentina y Óscar pudieron comprobar la belleza de nuestras carreteras, nuestra comarca, el Alto Palancia tiene una riqueza inmensa para el mejor paladar de cualquier/a motorista, flanqueada por las sierras Calderona y Espadán, con salida al mar en Sagunto al SO, Los Serranos de Valencia al SE y Aragón al NE, una enorme telaraña de carreteras de montaña que la atraviesa y limita con curvas infinitas y paisajes sobrecogedores. En treinta minutos es posible pasar de la costa mediterránea al altiplano de Teruel, rozando los 1.000 m. de altitud. La variedad de paisajes es muy grande, el valle fluvial en su curso alto del Palancia recorre la comarca desde su nacimiento en la Sierra del Toro, casi en Javalambre hasta el límite de la comarca ya en las cercanías de Sagunto (camp de Morvedre y la Baronía, Valencia), pero excepto la depresión del río dominan las zonas agrestes, montañosas de pinos y encinares, y por supuesto una zona de carreteras espectaculares, donde poder jugar con el cambio de tu moto. vecina del Alto Mijares, el paraiso de l@s moter@s valencianos que desde hace tiempo tienen aquí sus preferencias para pasar una buena matinal a tiro de piedra de Valencia, con dos puntos clave: Montanejos y la carretera de Alcublas-Cueva Santa un puente perfecto entre la Calderona y el Espadán, y con la vecindad de Teruel, Gúdar-Javalambre y el Maestrazgo ... casi nada.
 
Rutas y carreteras que recorrimos el 12/8/2022 (en verde)


 Nuestra ruta recorrió Altura, Jérica, Viver, Torás, Bejís, Sacañet, Santuario de la Cueva Santa, Teresa, Navajas, Pantano del Regajo... solo una pequeña muestra de unas posibilidades que parecen no acabarse nunca; quienes afortunad@s llevamos años recorriéndolas aún nos sorprende.
Una pena que solo dos días después un enorme incendio arrasara gran parte de los lugares que recorrimos, al menos el recuerdo para nuestr@s amig@s quedará como de un paisaje verde y natural.
 
Santuario de la Cueva Santa

 Habíamos rodado ya con Óscar, pero no con Argentina a los mandos de su Drag 650, y quiero señalar que no tengo palabras, controlando por los retrovisores en los puntos complicados de unas carreteras que conozco muy bien, no puedo poner ni una sola pega a su conducción, siempre tenía la sensación de que podía ir más rápido sin riesgo de perderla de vista, y aunque tod@s l@s motoristas nunca dejamos de ser novat@s (siempre hay algo nuevo que aprender y controlar...) tenemos una motera con "manos" más que buenas.
¡Qué poco tiempo! Cuando vives intensamente y con felicidad qué poco dura, nada más diverso que ese tiempo capaz de reducir una vida a un instante o enlentecerse de forma tozuda, ¡con lo largo que se hace cuando viene "mal dadas"! Con nuestr@s amig@s galleg@s pasamos tres días de camaradería, complicidad y puesta al día, ellos estaban haciendo una larga ruta en la que no éramos l@s únic@s que vistaron, en cada etapa los esperábamos compañer@s de muchos años para acogerlos, siempre en compañía, para rodar sol@ siempre está un@ a tiempo y también tiene su encanto, pero cuando tienes ocasión la moto es una afición encantadora para compartir y que crea lazos de unión que duran en el tiempo. Por ello, el viaje de Argentina y Óscar, puede dar un título perfecto a este texto: "Ruta de la Amistad", así ha sido. En la moto viaja el cariño.

 
Gracias chic@s, por vuestra visita, vuestra amistad, objetivo cumplido, las ruedas de las Star han pisado las carreteras que hace tiempo os esperaban, y un buen empujón más a nuestra afición, la vuestra y la nuestra, este "veneno de la moto" que nos da adrenalina, juventud, amistad, camaradería y más cosas, un montón de hierro, líquidos, plástico y tornillos capaz de enamorar y despertar los mejores sentimientos.

"La moto recibe su parte de nuestros sentimientos...A lo largo de los kilómetros -y creo que la mayoría de los motoristas estarán de acuerdo conmigo- uno desarrolla ciertos sentimientos hacia la propia motocicleta que sólo son para ella y para ninguna otra...Supongo que tienen personalidad...Cada moto tiene su propia y única persdonalidad que quizá podría definirse como la intuitiva suma de todo lo que sabes y sientes por ella"                     
 
 ("El Zen y el arte del mantenimiento de la motocicleta", 
Robert M. Pirsig,1974)


lunes, 17 de mayo de 2021

Motocicleta y Covid-19

Una parada a un lado de la carretera
 La verdad es que los últimos meses el mundo de la moto se ha visto afectado con el dichoso coronavirus. Si nada ni nadie se ha podido librar de sus efectos, nuestra afición tampoco. En marzo del 2020 comenzó el confinamiento, arrancábamos las motos en el garaje (con ventilación para no suicidarnos) y las utilizábamos para ir a hacer compras y pequeños traslados permitidos con la esperanza de que, en caso de que nos pararan, justificarnos con el argumento de que era nuestro vehículo, pero el tema era ponerlas en marcha y dar vueltas por la localidad con la compra en las alforjas, el casco calado hasta las cejas y mirando de reojo en todas direcciones. Muy triste, pero todo era triste en aquellos meses.

 Y llegó el verano, y con él nos vendieron la idea de la "nueva normalidad", todo estaba resuelto y era cuestión de poco tiempo que el virus desapareciera y todo volviera a ser como siempre, es decir, con todos los problemas que nos da la realidad (que no son pocos ni fáciles) pero sin virus. Pero fue una ilusión, el maldito virus se quedó entre nosotr@s, los hospitales y las UCI volvieron a llenarse con el único horizonte de esperanza de las ya cercanas vacunas. Ya no hubo confinamiento en otoño, pero las normas obligatorias cerraron los bares y limitaron los grupos y los movimientos. Pero había que rodar, y al menos nos permitían circular por nuestra comunidad autónoma que, por cierto, tiene unas carreteras de montaña espectaculares. Y así fue como tuvimos que renunciar a las maravillosas tertulias frente a un opíparo almuerzo, en la mesa de un bar de carretera, rodead@s de cascos, guantes, chaquetas y demás parafernalia que identifica a un/a moter@ en relación al resto de mortales.
Bares cerrados...
 Pero nos reinventamos, porque lo único imprescindible es la moto, la carretera y las ganas de rodar, y también se puede hablar de motos, de rock & roll o de lo que sea, al lado de la ruta, en una ermita, un parque, merendero o simplemente en un banco; y desde luego también se puede degustar un buen bocata, con una 0,0 fresquita, algo de picar y un café para cerrar el almuerzo. Yo lo he pasado muy bien en esas salidas con decorado de fondo nuevo en las paradas, los grupos de moter@s saludábamos a quienes estábamos parados junto a la vía y viceversa, era una nueva forma de convivir con la nueva realidad, una realidad que parece que en algunos aspectos se está quedando y cambiando nuestras costumbres, tanto las moteras como las de uso social.
 Hoy seguimos saliendo, han suavizado las restricciones, parece que la vacunación va poco a poco ganando terreno a la pandemia, y, a pesar de todo, por precaución much@s de nosotr@s seguimos almorzando y charlando casi "on the road", junto a la carretera, porque no todo el mundo respeta las precauciones que la situación exige, tiempo habrá de volver a nuestros queridísimos bares de carretera, al bullicio de los grupos moteros que suelen elevar la voz cuando se quitan el casco y a esa parada obligada que divide nuestras rutas en dos sesiones bien diferenciadas, la de ida (da igual a dónde) y la de vuelta a casa.
Ójala las restricciones y el virus (sobre todo el virus) nos permitan este verano ampliar el horizonte de nuestras salidas y recuperar aquellas sanas costumbres que ahora hemos comprobado que no eran imprescindibles, porque no conozco moter@s que hayan dejado de rodar por no poder almorzar en un bar. Al menos, el virus no ha parado ni la afición, ni la venta de motos, y nuestras carreteras han seguido llenas de grupos o moter@s solitarios a la mínima oportunidad.
 Yo, por si acaso, sigo llevando una mascarilla de repuesto y gel desinfectante en las alforjas ...







sábado, 27 de abril de 2019

SIEMPRE MARK

Todavía no me recupero de la emoción, porque lo que sentí anoche en Valencia a escasos diez metros de Mr. Knopfler fue más emoción que admiración, o una mezcla de ambas. Tengo muchos discos de él, y lo oigo por temporadas con mucha frecuencia, pero la magia del directo me llevaba en volandas hacia el escenario poblado de músicos excelentes.
Nunca lo había oído en directo y la experiencia fue espectacular, ese Mark que enamora, que te atrapa con su voz de grano grueso, a veces melódica, a veces solo un susurro, o una conversación tranquila con un amigo. Todas las canciones comienzan despacio, y van acelerándose y subiendo de volumen hasta un climax final en la que todo se mezcla en maravillosa armonía, es su técnica, la arquitectura de sus canciones. "Once upon a time in the west", "Romeo y Juliet", "Done with Bonaparte", no sonaban como las recuerdo, los solos variaban, indiscutiblemente improvisaba, y los aportes de una banda de primera línea ponían un fondo diferente perfectamente sincronizado, sencillo pero a la vez ejecutado con una técnica perfecta ... se me acaban los calificativos, es muy difícil explicar las sensaciones ante una obra de arte, y anoche todo ello penetraba por todos los poros de quienes saboreábamos aquel monumento a la música, al blues, al country, y al Rock & Roll, a todos los "palos que toca" este gran maestro.
 Un punto triste cuando nos dijo: "I want to thank you for coming, I'm a old man and I think this is going to be a goodbye" (Quiero daros las gracias por venir, ya soy un hombre viejo y creo que esto va a ser un adios), y está claro que el tiempo no respeta a nadie, y no deja de ser una suerte el hecho de que quizá sea la última oportunida de verlo y sobre todo oirlo de cerca, no imaginé cuando en noviembre saqué las entradas que iba a ser una ocasión única.
 Dos horas largas sin un solo descanso estuvo enamorándonos Mark, tocando sus nuevas canciones, y algún obsequio inesperado, una versión sublime de "Silvertown Blues" hasta el punto final con un "Telegraph Road" fantástico y larguísimo, que parecía no acabar nunca. Dijeron adiós ... y nadie se movía. El final fué de apoteosis, salieron el batería y el percusionista y comenzaron con la intro de percusión (tremendos) de "Money for Nothing", una canción única y de lo mejor que ha dado el Rock, y poco a poco fue entrando con su Gibson arrancando sus primeros acordes potentes y distorsionados, para volver a sentir juntos una canción mítica con un hombre que también forma ya parte del mito. Y "Piper to the end" fue una oportuna despedida (esta vez sí) "If friends in time be severed/Someday here we will meet again/I return to leave you never"(Si los amigos con el tiempo se separan/Algún día, aquí nos reuniremos de nuevo /Y no te volveré a dejar nunca).
Anoche en Valencia, foto del escenario en la plaza de toros.
 No sé si no he escrito esta entrada demasiado pronto, cuando todavía tengo la piel erizada y la mente llena de armonías y sonidos, pero me apetecía, aunque sea para degustar y repetir de nuevo las sensaciones de, como decía el cartel: "Una tarde con Mark Knopfler y su banda"

lunes, 14 de enero de 2019

LA MOTO DEL SIGLO XXI

                                  3ª Parte - ¿Y las cústom?
Y vamos con las motos que han representado en mi caso los últimos veinticinco años de mi vida. Sí, esas motos grandes, pesadas, "clasiconas", lentas, poco dinámicas, cargadas de acero ... pero que enamoran y son las que siempre se detiene a admirar el observador profano en el mundillo. No voy a filosofar en esta entrada sobre sus virtudes y defectos, se trata de valorar cual es su sitio de cara al siglo XXI. Aunque si quiero empezar haciendo una pequeña reflexión, el mundo cústom sigue y seguirá, no sólo representa un tipo de moto, representa una forma concreta de entender la moto, cuero, par motor frente a potencia, chalecos, rock & roll, libertad, individualismo, y clasicismo, mucho clasicismo, aunque clasicismo "made in USA", no en vano, el observador suele identificar motero con motero-cústom.
 Pero aunque el espíritu permanece, en los catálogos de marca casi no existen, aquellas gloriosas sagas, Virago, Drag-Star, Vulcan, Intruder, Shadow, han desaparecido. Siguen en la calle, sus buenos materiales, sus motores robustos, el cariño de sus dueños, hacen que permanezcan en la ruta (yo sigo con mi Drag 1.100...) pero las marcas europeas y japonesas se han olvidado de ellas, solo tenemos un modelo de Vulcan, la SM Y, y la Honda Rebel, pero con cilindradas contenidas y motores bicilíndricos paralelos, se acabaron los en V, y una estética más que discutible a nivel clásico. Solo queda recrearse en el catálogo Harley-Davidson, ¿qué sería de HD sin el cústom?, pues eso, ahí están las Road King, las Softail, Electra, Low Rider, Sportster, etc, todas ellas fieles a los gustos estéticos más puristas, mejorando (y mucho) motores, fiabilidad, frenos, electrónica, neumáticos, recurriendo a la industria auxiliar italiana o japonesa (Brembo, Showa) pero con el "toque" de siempre.
Imagen relacionada
HD Road King, el tiempo casi no pasa para ella, grandes y buenos cambios casi invisibles ... y la misma silueta. El icono y prototipo de una moto cústom en su sentido más puro y clásico.
  Y una agradable sorpresa de los últimos años, la vuelta de Indian, todo un clásico de siempre, desde que la empresa de motos de nieve Polaris relanzó la marca su catálogo no ha parado de crecer, misma estética, misma filosofía, y al igual que Harley, una profunda renovación interna sin que afecte a lo visual, son las mismas Indian de siempre, sus guardabarros art-deco, sus logos, modelos, cueros, etc.
Chief Vintage Sky Blue / Pearl White
Indian Chief, la vuelta de un mito imperecedero ¿quién no conoce una Chief? ...¿qué aficionado no reconoce ese guardabarros delantero o ese diseño de motor?
Sin duda Harley e Indian son un refugio perfecto para el aficionado. Pero surge un inconveniente, sólo uno, pero fundamental: el precio. Son motos muy por encima de las posibilidades del común de los mortales, es cierto que en sus catálogos encontramos modelos más asequibles de menor cilindrada y prestaciones como la Indian Scout o la clásica HD Sportster, pero ya sabemos que es un "quiero y no puedo", esos modelos son para quien quiere comprar un logo más que una moto competente. La disyuntiva está clara, son motos para personas de alto poder adquisitivo o para aquellos que sacrifican todo en la vida colocando su afición a las motos por encima de todo lo demás, (lo cierto es que he conocido muchos), posición muy respetable pero poco razonable, yo soy de aquellos que piensan que se puede ser muy motero pero tener las prioridades esenciales de la vida (familia, trabajo, economía ...) por encima de cualquier afición, ¡Claro que me gustaría tener una Road King!, pero no vendo por ello mi alma al diablo.😈
 Y acabo. con la inercia de los plazos que nos quedan para acabar con las motos con motores de explosión, creo que las cústom aguantarán, de momento a nadie se le ocurre diseñar una cústom eléctrica, aunque tengamos que ir a eventos de motos clásicas o juntarnos con motoristas veteranos y nostálgicos, esas siempre han sido una parcela de seguidores fijos para el cústom, pero es un ambiente motero tan bueno como el que más, y el resto de motoristas siempre nos han respetado. Mi Drag Star 1100 tiene doce años, y casi los 100.000 Km's, y también sus achaques, pero yo también los tengo, y como hace poco me dijo mi buen amigo Óscar, propietario de una veterana Wild Star 1600: -"Javi, vamos a esperar a los 200.000 Km's y ya veremos, cien mil no son muchos"
No podía resistirme ... Ahí está mi pequeña, resistiendo, como yo. Quizá tenga otra moto, ganas tengo como siempre, cambiar es bueno. Pero dudo que nos dé los momentos increíbles que hemos vivido con ella.

miércoles, 19 de septiembre de 2018

LA MOTO DEL SIGLO XXI

2ª Parte - La Moto de Carretera
  Para comenzar quisiera hacer una puntualización, si vemos los rankings de ventas recientes, prácticamente los diez modelos más vendidos son los scooters, y de ellos, casi todos son de 125 (carnet B), peeeero ... en mi opinión una motocicleta no es un scooter, no voy a hacer valoraciones, simplemente reseñar que son dos vehículos diferentes y no me parece correcto mezclar "churras con merinas", pero eso es cuestión de otra entrada y otro debate; por tanto en esta entrada hablaré de motos "no-scooters".
Uno de los primeros modelos de la 900RR
  En los 90 y comienzos de siglo las llamadas RR (o R) eran las reinas de las ventas, se buscaba motos de alta cilindrada, muy potentes y súper-deportivas, casi derivadas de súper-bikes, 1992 fue el pistoletazo de salida con un modelo mítico la Honda CBR 900RR (Fireblade), era el resumen de lo que fué norma, más de 120 CV, carenado de competición, materiales ultra-ligeros (chásis doble viga), equipo de frenos excelente, y un concepto de moto para exprimir en circuito, ... o "volar" en carrretera. La respuesta fue inmediata y cada marca sacó su réplica, la Yamaha R1, Kawasaki las ZR (Ninja), Aprilia las SV o Ducati las 916 con culatas desmodrómicas; prácticamente todas eran motores de 900-1000 cc. o 600 cc. para modelos casi iguales, a lo largo de los 90, los caballos, el par, la ligereza, la calidad y tamaño de neumáticos, y la potencia no pararon de crecer, y como es normal al entrar en este siglo todo el mundo motero se puso de acuerdo en que nos habíamos "pasado de frenada", reaparecen las "naked", se disparan las grandes cústom, las trail desbancan a las R en ventas y el mercado se diversifica y se apuesta con motos potentes, ágiles y polivalentes, pero el concepto "moto de circuito" queda para los verdaderamente amantes, no ya de la velocidad (que en el fondo a casi todos los moteros nos gusta), sino del vértigo.
La evolución de las R, Ducati Panigale 2018.
Monocasco de aluminio, controles de tracción, tetracilíndrico en V, 175 Kg ....y 214 CV. Lista para "despegar".


 Pero hagamos un reconocimiento a las R, el desarrollo tecnológico que impulsaron en motores, frenos, gomas y materiales, quizá ha sido el mayor en el S.XX, y de ello nos hemos beneficiado cualquier motero con cualquier moto, sin duda, al césar lo que es del césar.
  Volvamos a la actualidad . Yamaha apostó hace unos años por la gama Fazer, motos potentes pero no demasiado, alrededor de los 100 CV (las cilindradas “R” se habían disparado hasta los 200CV), con geometrías sencillas, ágiles y cómodas, válidas para viajar pero sin ser grandes viajeras y aptas para ciudad, con ABS y sobre todo, precios asequibles. Con ese concepto, y tricilíndricas, tenemos en la actualidad a la reina de las ventas (sin scooters ni trail), la Yamaha MT 07, naked y semi-carenada, con motor de casi 700 cc. y con una versión más musculosa con motor de 900, la MT 09 Tracer. Y es hacia donde va la tendencia, motos maniobrables, sencillas, con espíritu tanto de carretera como urbanas. Casi todas las marcas tienen hoy en día modelos en esa dirección; BMW R1200R (Nine T), la gama Kawasaki KLX, Honda VF800 Crossrunner, Ducati ha desempolvado los diseños de sus Scramblers ahora modernizadas para añadirlas a sus Monsters, Suzuki SV 650, KTM las Duke; y con un claro guiño al pasado Triumph vuelve con la Boneville, toda una leyenda.
Yamaha MT07 Tracer
 Pero yo voy a hacer mi apuesta personal, está claro que mi edad me inclina a ello, una pizca de nostalgia por aquellas motos que en los 70 existían en Europa como auténticas estrellas pero que en España no podíamos ni soñar debido a la política proteccionista de la dictadura, aquellas motos de motores grandes, cuatro cilindros (a veces seis), frenos de disco y líneas preciosas que con el tiempo se convirtieron en mitos, la Benelli 750 SEI, Honda CB 750, Kawasaki Z1 900, Suzuki GS1000, Yamaha XJ 650; eran motos "naked" cuando ese concepto no existía porque era el aspecto habitual. Por ello, si hoy pudiera jubilar mi vieja Drag Star 1100, y a pesar de mi espíritu cústom, me inclinaría sin dudarlo por dos modelos derivados de aquellas motos soñadas: calcada del diseño de la mítica Kawa 900 Z1, tenemos la Kawasaki Z 900 RS, nada que ver con su antecesora en cuanto a tecnología, es una moto 100% del S.XXI, pero ambas podrían confundirse por su línea para un ojo poco  entrenado porque el concepto es el mismo.
Imagen relacionada
Kawasaki Z,  abuela y nieta, hay que fijarse bien para distinguir cual es cual
Veo que este concepto de moto de líneas clásicas se ha instalado en todos los catálogos de marca, sin renunciar a la tecnología, porque son motos que están en torno a los 100 cv., son más potentes que sus antecesoras, la obligada inyección, que ha simplificado el mantenimiento y la mecánica reduciendo el consumo, la evolución de la amortiguación y de los frenos, el ABS y sobre todo la electrónica: encendidos digitales, controles de tracción, etc, y neumáticos de mucho mejor agarre.   Si a todo ello añadimos la calidad actual de carburantes y sobre todo, lubricantes, podemos gozar de una máquina de este siglo con la belleza y el empaque de aquellas maravillas. Y junto a la Kawa Z, Honda tiene un modelo que, como dijo un probador que leí (MotosX100, lo recomiendo), puede adquirirse para tenerla en el garaje y bajar a contemplarla, porque es una auténtica belleza, la CB 1100 EX, y no voy a extenderme sobre sus virtudes, que las tiene, puesto que reúne todas las que ya he nombrado, simplemente dejaré su imagen como final a esta entrada.
La motocicleta de siempre en estado puro ... ¡qué preciosidad!



miércoles, 22 de agosto de 2018

LA MOTO DEL SIGLO XXI

1ª parte LAS TRAIL
Son, sin duda, las actuales reinas de las ventas, todas las marcas las tienen en su oferta, motos viajeras, polivalentes (aunque no son todo-terreno, más bien todo-camino). Ví aparecer estas motos con la explosión de la moto de fuera carretera de los 70, en concreto de las "enduro". Al principio eran monocilíndricas, ligeras, sencillas, con depósitos grandes, muy influenciadas por la moda Dakar y las rutas de aventura, al fin y al cabo trail se traduce del inglés por sendero o camino, pero con el aumento de las ventas para su uso en carretera se hicieron más lógicas y completas, cada vez más de carretera y menos todo-terreno, hasta hace poco Yamaha tenía en su catálogo la que quizá fué la primera trail, la XT (1976), y que abrió el camino a las Teneré, Dominator (Honda) las Aprilia Pegaso y BMW 650 GS (la primera de una serie increíble de GS) las dos con el motor Rotax, siempre monocilíndricas, como la Suzuki DR y las Kawas Tengai KLE. España también se sumó con modelos como la Bultaco-Merlin con motor Cagiva, la Ossa Explorer de 250 y Montesa Cota 348 de dos tiempos La mayoría de trails actuales poco tienen que ver con aquellas "mono", muy sencillas, que vibraban como locas pero que llenaron las primeras grandes concentras de amantes de la aventura con sus tiendas de campaña y su equipaje mínimo; seamos justos con ellas y su importancia en el amplio mundo de las motos, las trail han llenado una página de enorme importancia en la evolución del motociclismo, hablar de trail, hoy, es hablar de escapada, viajes, aventura y de la conocida frase "perderse con la moto".
Yamaha XT 600
Uno de los últimos modelos de Yamaha XT, simplicidad y economía.
 Actualmente, como ya he dicho, todas las marcas (casi todas) tienen sus trail, en pequeña, media y gran cilindrada, el mercado y las ventas mandan. De aquellas motos con cilindradas moderadas y alrededor de 30 CV queda poco, las trail de más de 100 CV son normales en cilindradas altas, y con respuesta de más de 120 NW de par motor (bajos), lo que se considera como maxi-trails. En los recientes años de crisis económica, observé asombrado como en el concesionario BMW de Valencia (Dos Rodes) hacían cola para adquirir la reina del trail, la R 1200 GS, ...¡con dos meses de espera!, y un precio cercano a los 20.000 €, nada ha sido capaz de destronar esta moto, ni su precio, ni su mantenimiento, ni la exclusividad BMW.

BMW R 1200 GS ,un modelo muy veterano pero en continua evolución desde hace décadas. La GS monocilíndrica también sigue en producción (650 cc.), pero la 1200, con el clásico boxer-BMW muy evolucionado es la verdadera líder de la marca y de las trail.
 En resumen, si las trail son líderes en ventas, también lo son en tecnología, controles de tracción, abs, regulación automática y activa de suspensión, modos de conducción, asientos y puños regulables y calefactables, materiales de última generación, y cualquier extra aplicable para su uso rutero, diario o de aventura (maletas, bolsas depósito, tour-pack, asientos confort...), ese ha sido el motivo de su éxito: la polivalencia, moto para "todo uso".

Honda África Twin, una veterana de mil batallas que reaparece, y recupera su sitio, nº 2 en ventas








 Para un purista o un amante del aspecto clásico no son motos de buena estética, al contrario pueden parecer raras, monstruosas o demasiado futuristas, pero el usuario de ellas no busca que admiren su moto por su línea, busca el aspecto práctico 100%, yo tengo una cústom, viajo, voy al "curro", y la uso para todo, pero no puedo hablar de sus virtudes ruteras o para diario, es larga, pesada, de consumo alto, y en viajes largos su manillar, su anchura te acaban agotando; yo todavía me enamoro de una moto a la primera impresión, por su aspecto, el que compra una trail piensa en su polivalencia y en el lado práctico, y esas virtudes las traslada incluso a su aspecto hasta llegar a verla muy guapa (aunque no lo sea en mi opinión, claro, para gustos...moter@s) Moteros somos todos, los que amamos la línea, la velocidad, o el fuera-carretera, y cada vez con más fuerza, quienes buscan un equilibrio entre sus virtudes, y esto es el TRAIL. En la segunda década de nuestro siglo tienen un lugar "top" destacado. En mi opinión, el primer puesto de mi ránking particular.
KTM 1290 Súper Adventure, la línea maxi-trail actual, 160 Cv, tecnología y electrónica punta e infinidad de posibilidades de configuración y ergonomía (estriberas, altura del asiento o manillar, etc).

lunes, 1 de febrero de 2016

LA MOTO Y LA AMISTAD ... ¡EXISTEN!


  En la anterior entrada del blog (La moto y la amistad) acabé con las siguientes palabras: “No hay tristeza en estas letras, reconozco que sí hay desencanto, pero sin tristeza, solo constatar tal cual son las cosas, al fin y al cabo, la existencia nos depara fascinación y desencanto a partes iguales, y depende de nosotros prolongar una u otra, y en mi caso, trato de alargar la fascinación, el amor, la ilusión y centrarme en el "hoy" y en el futuro”.
  Pues bien, el “hoy” y el “futuro” ya los tengo aquí, junto al Motoclub Segorbe; cuando dejamos de rodar con clubs cústom, comenzamos a salir con el grupo cústom (aunque es mucho más polivalente y variado) del motoclub. Poco a poco, las rutas se hicieron frecuentes, y casi sin darme cuenta me ví afiliado y bastante cómodo. Tampoco era un escenario nuevo, conocía a casi tod@s, al fin y al cabo somos vecin@s de pueblo y/o de comarca, pero rodar en moto es otra cosa, luego vinieron las rodadas con el resto de miembros, una alegría rodar con RR's, trails, clásicas y motos de cualquier perfil, al fin y al cabo el mundo motero es muy variado y en eso estriba su riqueza, en la pluralidad, en saber que un/a motero/a lo es o no lo es, independientemente de la moto que tenga; no es la moto, es el corazón lo que hace al/la moter@; y en este motoclub, tod@s son bien recibid@s y considerad@s y la hermandad “biker” es una realidad más allá de parches, insignias o siglas, y los sacrificados que, como siempre de forma altruista, llevan el timón trabajan en esta pluralidad organizando toda clase de eventos, reuniones abiertas, mulas, clásicas, o las siempre refrescantes y moteras rutas sorpresa pensadas de un día para otro. Durante bastante tiempo miré con cierta envidia aquellos grupos que quedaban los domingos a primera hora en la gasolinera, con calor y con frío, con sol o con nubes. Hoy arranco mi moto con ilusión para formar parte de ell@s.






Gracias a tod@s, ya son dos temporadas muy satisfactorias y ricas, a los que rodáis los fines de semana con nosotros dos, a los que lo hacéis de vez en cuando, y a los que, seguro, lo haréis sin tardar mucho. Un abrazo … ráfagas y V'ssss. Nos vemos en el Motoclub y sus eventos, y por supuesto … en la carretera.

viernes, 21 de agosto de 2015

La Moto y la Amistad


 Comenzaré el tema desde 1977, ya que significó el mayor cambio vital en mi vida, el "carpetazo" a mi adolescencia: Hasta ese año, mis amistades eran las de siempre, y se reducían a mi pandilla de infancia, y quienes habían compartido estudios en el internado. Pero aquel año comencé magisterio, por fin la universidad, era un hervidero de ilusión, las opciones políticas se multiplicaban, el ambiente era de apertura, de libertad, Adolfo Suárez gobernaba el pais, y aunque seguía haciéndolo por decreto ley, en abril se legalizaban el PC y los sindicatos de clase, todo el aparato franquista parecía desmoronarse y a todos los que habíamos entrado los lunes en la escuela a los acordes del "Cara al Sol" se nos habría un nuevo horizonte. Comenzaba la transición, que no la ruptura con el régimen anterior, pues ésto, aún está pendiente.
 La nota triste fue aquel adiós del Rey, hablo de Elvis, el 26 de junio daba su último concierto, casi como un epitafio ... el 16 de agosto quedábamos a solas con su voz, su música, su grandeza y con el rock & roll instalado como máximo movimiento cultural del siglo (nunca me cansaré de repetirlo)
 1978, 1979, 1980: En estos años mis relaciones sociales se multiplicaron por mil, y las nuevas amistades con gente de todo tipo fueron abundantes, tanto de la moto como de los nuevos estudios, en el 1980-81 vino el servicio militar obligatorio, aunque ese episodio de mi vida tiene su capítulo aparte del resto de mi realidad pasada, no por deseo mío, sino porque realmente fue un paréntesis en relación a todo. Los 80 me asentaron en la vida, matrimonio, estabilidad laboral, emancipación de mi familia y construcción de la mía propia: mi primer hijo, aquí vino el único paréntesis motero, cinco años en "lata"; fue ya en los 90 y con la llegada del segundo hijo, cuando volví a las motos con la compra de mi Virago 535, y con ella la recuperación de viejas amistades y el descubrimiento de nuevas, sentía que la hermandad "biker" funcionaba, no había política, ni fútbol, ni diferencias importantes, todo quedaba apartado a un lado en beneficio de la comunión motera, rutas, viajes, koncentras, ... y todo con el escenario de fondo de la amistad, de la compañía necesaria para compartir todas aquellas vivencias recuperadas. Pasaron los años y los kilómetros, y fui ampliando mis círculos y profundizando en el ambiente, comencé a relacionarme con moto-groups, motoclubs y asociaciones, y aunque mi espíritu anárquico e independiente frenaba mi integración y compromiso más profundos, poco a poco me comprometía más en proporción a mi valoración de la amistad y a la lealtad que pensaba obligada para ser auténtica, y así poco a poco, con el cambio de siglo y milenio, me encontré integrado en un grupo a todos los niveles, con unos inicios dignos del mejor paradigma del compañerismo y la unión; fueron media docena de años espectaculares, me sentía arropado y acogido, respetado, comprendido; y a la vez, me sentía útil y en correspondencia y sintonía con l@s demás.
 Y llegó la crisis, esa crisis que ha destrozado la poca igualdad entre personas, y comenzaron los problemas, las disputas y los enfrentamientos, no por la crisis, sino por las heridas que va dejando el transcurrir del tiempo y me dí cuenta de que la hermandad motorista no escapaba al resto de defectos humanos, no era mejor que una asociación de vecin@s, un grupo excursionista o cualquier otra forma de asociación entre seres humanos, incluida la familia ... al final problemas y desaparición. Pude tomar partido, pero no va con mi naturaleza, pues casi nadie en una disputa tiene toda la razón, y justo es reconocer los errores y aciertos que solemos compartir casi a partes iguales, y esa neutralidad me dejó al margen de todo, y lo que es peor con las cicatrices de los insultos, los silencios y la falta de apoyo; hoy puedo contar apenas con los dedos de una mano a l@s amig@s que han quedado y que mantengo relación. Porque seguimos al pie de la letra el paradigma bíblico: "O conmigo o contra mí", no entendemos que el auténtico respeto a los demás es la concurrencia de criterios y opiniones.
 No somos mejores por ser moter@s, simplemente tenemos una afición, los valores que predicamos con tanta insistencia existen con la moto o sin ella, me duele decirlo, pero hoy no tengo más amig@s por ser motero, pero sí mayores decepciones que si no lo fuera. Una vez más se cumple el axioma: "el exceso en las expectativas predispone a la frustración".
 Pero mi chica y yo seguimos rodando, quedan motoristas con quienes compartir rutas y kilómetros, aunque preferimos no esperar nada, simplemente vivir al día y aprovechar todo lo bueno que va ocurriendo. Porque al final siempre estás tú y la carretera, es como la vida, nacemos solos y morimos solos. No hay tristeza en estas letras, reconozco que sí hay desencanto, pero sin tristeza, solo constatar tal cual son las cosas, al fin y al cabo, la existencia nos depara fascinación y desencanto a partes iguales, y depende de nosotros prolongar una u otra, y en mi caso, trato de alargar la fascinación, el amor, la ilusión y centrarme en el "hoy" y en el futuro.

martes, 29 de abril de 2014

Mi amigo Fernando

  Aquella mañana, Mario se despertó con el recuerdo de un sueño vivido intensamente, abrió los ojos y puso todo su empeño en retener las sensaciones e imágenes que aún le embargaban. Eran retazos sin conexión entre sí, como flashes en distintos escenarios en los cuales casi no importaba lo que acontecía, solo las sensaciones. Había cruzado paseando el prado de San Sebastián en dirección a los Jardines de Murillo, tomado un chocolate caliente en La Campana, degustado aquellas bandejas increíbles de calamares en el Miami, en Triana, curioseado entre los puestos del mercado de La Alameda, penitente de un rosario de cervezas en la Ruta del Estudiante, caracoles picantes en el Kiosko de la Puerta de la Carne o en el de la Plaza Alegre, pájaros en la Plaza de la Alfalfa, ... pasear junto a la Dársena viendo a los pescadores preparando sus cebos con miga de pan, escuchar los gritos de los camareros a la barra con el mandado, sentado en un cajón vacío de cervezas en un colmado de San Bernardo jugueteando con un botellín de la Cruz mientras el tendero prepara un bocadillo de queso viejo y jamón ... ; no era difícil retener todo aquello, más que un sueño eran recuerdos vividos con la intensidad que dan los sueños. Seguía en la cama, totalmente despierto y mirando fijamente el techo blanco impoluto, en todo aquel carrusel de imágenes y sensaciones siempre aparecía un sentimiento en su mente y un amigo a su lado, el sentimiento era de separación de la persona que más ha querido en su vida y era todo para él, su novia entonces y compañera hoy, y el amigo era Fernando. Quizá Fernando no había estado con él en todos aquellos lugares revividos, el inconsciente asocia de forma aparentemente caprichosa lugares y sentimientos que coexistieron, pero había sido el amigo que encuentras cuando más desorientado estás, el hombro en el que había llorado, el alma que se había abierto para acogerle sin reservas, el confidente de sus esperanzas y angustias, la paz, la moderación, ... y la poesía, un arte que empezó a sentir junto a él. De pronto, se irguió y exclamó en voz alta:
-¡Joder Mario! ¡más de veinte años y no sabes nada de Fernando! ¿pero qué clase de amigo eres?
Como si de una respuesta absurda se tratara oyó la radio de su vecina Lola:
-"En breve se iniciará la búsqueda de los restos de Cervantes en el Convento de la Trinitarias de Madrid, se trata de los restos de un hombre con artrosis, seis dientes y una mano atrofiada ... etc, etc ...
 Mientras se afeitaba, se juró encontrar al amigo perdido, y aquella tarde introdujo en el buscador del PC el nombre y los apellidos de Fernando, y una vez más el ciberespacio respondió de forma instantánea: un lugar de trabajo, un teléfono y una dirección de correo electrónico; se detuvo un momento, ¿era oportuno aquello después de tantos años?, quizá Fernando pensara: -"Ya está aquí el pesado de Mario con sus historias".  Pero había que correr el riesgo, y escribió unas pocas palabras junto a su dirección, y sus teléfonos:  "Sólo quiero saber de tí ... si quieres, claro". Era viernes, y dado que se trataba de un correo profesional, imaginó que no sería leído hasta el lunes con la vuelta al trabajo.
 Pasó el fin de semana, aquel lunes Mario hizo un corto viaje en moto para ver a su madre de 91 años y "echar la mañana" con ella, durante el viaje de vuelta el móbil vibró en su bolsillo, y cuando llegó al garaje y miró el mensaje recibido ... "La alegría me ha desbordado ... mi querido amigo ... como te van las cosas... Sí, Fernando estaba donde solía ... junto a él, como siempre. Las pocas prevenciones sobre su intento de anclaje con él, desaparecieron de golpe y sintió recobrar algo indefinible pero que muchas veces había sentido ausente. Sonrió y corrió a comentar el tema con su chica. El sendero volvía a abrirse, la conexión se había restablecido, una vez más el tiempo sería juez de lo que queda por vivir.




No importa la distancia ni el tiempo que hace que no estamos juntos, lo importante es que sigamos siendo partícipes de la evolución de nuestras vidas y de nosotros como personas, porque tanto bueno compartido no es justo que quede como como una anécdota en el tiempo, debe ser más, son firmes cimientos para un futuro compartido.



sábado, 3 de agosto de 2013

EL FIN DEL MUNDO


   Cuentan las leyendas que las temibles aguas de la Costa de La Muerte sepultaron en la antigüedad míticas ciudades, y cuentan las noticias, esta vez demostradas, que muchos barcos se han hundido en ellas.
  Leyendas de ciudades sepultadas, supersticiones, santos y meigas que curan el "meigallo" (mal de ojo) o piedras que son "milagreiras"... El recorrido, que va desde A Coruña o desde la Ría de Noia y Muros hasta Finisterre, está jalonado de iglesias, naturaleza salvaje y aguas bravas. (http://www.costadelamuerte.com)


  Cuando aquella mañana subimos a la Drag en Santiago, ya sentía una emoción especial, nos acompañaba Óscar con su Wild Star, porque Galicia hay que verla y sentirla con un gallego de verdad al lado. Los más de mil kilómetros recorridos hasta allí habían quedado atrás, el calor y la monotonía de cruzar Castilla en diagonal desde Castellón ya no importaban ni pesaban en absoluto, para mí era cubrir una etapa, llegar al final de algo. A principio de los noventa, soñé muchas veces en ir con mi Virago hasta el final del oeste, a donde ya no podía ir más allá, al fin de la tierra que pisaba; pero nunca se dieron las circunstancias ni la posibilidad, pero ahora estaba allí, a poco más de dos horas de carretera y con un itinerario mágico por la AC-550, Esteiro, la ría de Muros, el monte Louro, Lira, Carnota, Ézaro, Cee, Sardiñeiro, Corcubión, y al final Fisterra, a la que los romanos nombraron como Finis Terrae, ellos habían seguido al pueblo Celta, un pueblo que cruzó toda Europa durante siglos hasta encontrar el límite desde el cual contemplar en el ocaso su paraiso, su cielo, su más allá.
  El día era perfecto, aquí es una bendición del Santo disfrutar de sol, cielo y mar azul y una temperatura perfecta, la carretera una delicia, serpenteando entre las playas, acantilados, cruzando pueblos y aldeas sin prisa, sin querer perder detalle de todo lo que te rodea y te sorprende detrás de cada curva, del olor a mar y a bosque, la esencia de esta tierra.
  Repostamos en Muros, y nos desviamos por las aldeas cercanas, dejamos las motos y caminamos por las callejas, entre los hórreos de granito, las pequeñas parcelas con las hortalizas y el maiz, y pudimos hablar con las gentes de esa “Galicia profunda” que pudimos percibir en su verdadera dimensión, la humilde y tradicional, la mágica … Lo dicho, Galicia hay que verla con un gallego.
  La siguiente parada en Carnota, para ver el hórreo mayor de Galicia, con sus veintidós pares de patas. Montamos de nuevo y hasta Ézaro, con la increíble desembocadura del río Xallas en cascada bañando las faldas del Monte Pindo, el olimpo celta, lugar de leyendas (una vez más, ¡cómo no! …Galicia se levanta sobre leyendas y granito); desde allí subimos por una cuesta vertiginosa al mirador, desde donde se contempla toda la ría y gran parte de la costa Da Morte, casi se corta la respiración por el panorama, con la península de Fisterra cerrando el escenario por el N.O. 
Mirador en Ézaro
                                 
  Ya había perdido la noción del tiempo, las emociones se agolpaban, hicimos un alto en O Sardiñeiro, nada mejor que unos longueirones, mariscos y una caldereta de merluza a la cazuela en O Merendeiro, lugar precioso que recomiendo junto a la playa, cocina espectacular y buen Albariño, pegadito a la arena, un lugar perfecto para relajarse, pero había que seguir, … el último tramo del Camino pasa por su puerta.

             

  Unas curvas más, y tras cruzar el pueblo de Fisterra, llegamos donde acaban todos los caminos, el fin del mundo. Aparcamos frente al faro, y recorrimos los últimos metros hasta asomarnos al mar entre rocas, toxos y mimosas, y los restos chamuscados de las botas de los peregrinos, haciendo comentarios pero guardando los silencios necesarios que impone un lugar tan especial, (allí nadie hizo ruido ni dió voces), y la contemplación sosegada de un horizonte azul infinito, porque lo que hoy sabemos que existe más allá es otro mundo, ignorado y misterioso durante siglos, no hay mejor sitio para finalizar algo que esos acantilados de granito, ni mejor momento que el que nos tocó, la puesta de sol, el lugar perfecto para encontrar su final a cualquier cosa …  y comenzar algo nuevo y esperanzador.

  Espero poder retener por mucho tiempo, la paz, la reflexión y el equilibrio que aquel extremo del mundo me contagió.

(a Argentina y Óscar)



  Quizá ese nombre tan simbólico, esas creencias en las ánimas errantes, tengan su origen en ese punto final del Camino. Son muchos siglos de peregrinaje, tantos que ya nadie recuerda cuándo comenzó todo, fue mucho antes de la cristianización de nuestra tierra, antes de que nadie bautizara con el nombre de Santiago al Camino.
  Cuentan que hasta el extremo de nuestros cabos llegaban exhaustos cada año hombres del norte, venían caminando desde sus tierras frías, buscando una muerte simbólica que les condujera hacia otra nueva vida, venían a morir al occidente, al lugar donde muere cada atardecer la luz.
 En un rito hermético arrojaban al mar todo cuanto portaban de valor, despojándose de todo aquello que les encadenara a su vida anterior, para comparecer pobres y desnudos al ritual de iniciación de su nueva existencia. (http://www.xente.mundo-r.com/fillosdebreogan/leyendasgallegas35.htm)


Desde la carretera: anochece, vuelta al "resto del mundo"
               


martes, 19 de febrero de 2013

La Montaña Eterna

Este último domingo, algo agobiado por las tediosas tardes dominicales de invierno, me subí a la Drag y salí sin destino fijo, como tantas veces, aunque últimamente menos, es un lujo gastar gasolina sin una intención clara. Tardé veinte minutos en helarme hasta la médula, una vez más no iba equipado, simplemente "de calle" con el chaquetón del Decathlon, los guantes y el casco, ¡dichosa  improvisación!, pero me suele ocurrir, y nunca se me ocurre bajar hacia el mar, busco las montañas, esas torres naturales que saludan los primeros rayos de sol y despiden los últimos cuando cae el día; y la sierra Calderona no es un sitio caluroso en febrero; llegué a Monmayor, apenas a 20 Km de casa, es una excelente atalaya para perder la mirada en la lejanía, me senté bajo una carrasca y dirigí la vista hacia el llano, y allí, a lo lejos, por encima de la lejana sierra Espadán asomaba la roca de la cima del Penyagolosa, en su pared sur, tan familiar como siempre. Domina casi toda la provincia de Castellón y, debido a su altura (1.813 m) es visible prácticamente desde cualquier lugar de la provincia.

 Más allá de la atracción que siempre ha tenido la montaña para cualquier hombre, morada de los dioses, obstáculo difícil de franquear y culminar, símbolo de lo grandioso (el amor mueve montañas), cercanía al cielo ...; esta visión me llevó a mi niñez en Castellón, desde mi terraza la veía roja en los atardeceres mediterráneos o nevada anunciando la dureza del invierno; cuando llegaba navidad mi abuela aseguraba que si nos empeñábamos podíamos divisar la caravana de los magos de Oriente ... ¡y mis hermanos y yo la veíamos!, es increíble la imaginación de un niño, e incluso adivinábamos el lento movimiento de la caravana de un día para otro, el día cuatro de enero ya no se divisaba ... ¡ya estaban en la Plana!. ¿Y por qué esta regresión a la niñez?, quizá porque últimamente están apareciendo escenarios muy similares, la preocupación por llegar a fin de mes, la de tener provista la despensa, las urgencias cerradas, el preparar la cartera cuando alguna enfermedad mina tu salud, la tristeza de las escuelas públicas por su desmantelamiento frente a los niños bien peinados y con uniformes impecables de los colegios religiosos y privados, los vecinos saliendo por la mañana a buscar un jornal de supervivencia, el descrédito de la política, la picaresca de un país que parece que solo sepa vivir entrando por la puerta de atrás y votando una y otra vez a los mismos que lo saquean; y en fin, este panorama actual que nos roba la esperanza, el peor delito sin duda. Sí, quizá recuerdo mi niñez en los 50 y 60 con una frecuencia sospechosa y a veces descorazonadora, triste porque puedan mis hijos volver a una vida que creía olvidada e irrepetible por lo negativo que tuvo en determinadas vivencias.
 Muchos años después el Penyagolosa sigue ahí, igual que entonces, a caballo entre Castellón y Teruel,  inamovible e invariable, testigo de lo que permanece en contraste con la brevedad y variabilidad de la vida del hombre, igual que lo vieron hace miles de años y se puede ver ahora. Es una de mis motañas preferidas, la veo cuando viajo, siempre es el inicio de cualquier viaje, me despide al marchar y me recibe al regreso como lo hace con el sol, da igual ir hacia l norte, el sur o el oeste, y con su casi eterna presencia me desvela lo insignificante que ha sido y que será mi vida, por mucho que dure, ¡qué poca cosa somos ante una montaña!, quizá el tamaño sea lo de menos, su abrumadora sombra es su proyección en el tiempo, su eternidad capaz de convertir en piedra plantas y animales que fluyeron en mares prehistóricos y que ningún ojo humano vió pero que la montaña guardó en su seno para nosotros y recordarnos lo vieja que es nuestra Tierra cuando somos conscientes y admiramos las cicatrices de su piel ... las montañas.


"Cuando os separéis de un amigo, no sufráis; Porque lo que más amáis en él se aclarará en su ausencia, como la montaña es más clara desde el llano para el montañés." (Khalil Gibran)